1 de marzo de 2014

Mi primera visita al veterinario

Los días continuaban en aquella casa. Tenía una cama donde dormir, un cuenco para beber agua y otro para comer, esto parecerá normal y poco relevante, pero cuando uno viene de la calle y de un lugar donde solo recibía maltrato e indiferencia esto es un auténtico lujo, os lo aseguro. 

Uno de los días más felices que recuerdo fue cuando recibí mis primeros juguetes.Me quedé totalmente sorprendido, una pelota, y varios peluches, ¿podía existir algo más hermoso que esto?

Los acogí en mi camita como mis nuevos amigos. Me divertía tanto jugando con ellos, y no solo yo, esta chica jugaba con nosotros. Que grata sorpresa el día que me ofreció algo nuevo que no había visto antes y que me hacía disfrutar tanto.



Mi pelota es mi fiel compañera de juegos 


Soy muy cuidadoso con mis juguetes, de hecho mi pelota preferida la he conservado casi cinco años. Me gusta que esté un poco desinflada para poderle hincar bien el diente, y aunque esté ciego voy corriendo detrás de ellas y las devuelvo, es mi deporte preferido.






¿Qué es eso del veterinario?


Una mañana subí nuevamente al coche porque me lo pidió esta chica, eso me asustó un poco, ¿dónde íbamos? ¿Me iban a dejar abandonado nuevamente?

Tenía muy mal recuerdo, aunque la vez que vine a esta casa iba muy tranquilo de lo cansado y agotado que me encontraba, esta vez me puse tenso.

Llegamos a un sitio donde había un mostrador y varios compañeros peludos algo excitados en una pequeña sala, ¿qué era eso? Esperamos un buen rato. Empezaba a ponerme nervioso al oír a mis compis peludos y ese olor que desprendía aquel sitio no me gustaba. 

Por fin entré y me recibió un chico vestido de verde, y me subió a una mesa. Empecé a temblar cuando me tocó, me puso las manos en la panza, me miró de arriba a abajo y yo estaba deseando salir de allí.

Escuché por primera vez mi edad, un año, y fue una sorpresa al parecer porque llegué tan sucio, y desmejorado que pensaban que era un anciano, nada más alejado de la realidad. Me hicieron un carnet con una foto y me ficharon, al parecer eso es lo normal cuando vas a lo que llaman veterinario.

Esa fue mi primera experiencia en una clínica veterinaria, ahora entiendo a todos los peludos que estaban en la puerta y no tenían ninguna intención de entrar, yo tampoco tengo ganas de volver, aunque es muy necesario acudir a revisiones y cuidar nuestra salud, es algo prioritario que deben tener en cuenta nuestros papis.

Con el tiempo he aprendido a tomármelo con calma, porque mis revisiones ahora son muy continúas. Ya os contaré los motivos.

Un abrazo

🐶🙍‍♀

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