
Aún sigo asimilando lo vivido en el taller de duelo animal en Albacete.
Solo puedo decir gracias, de verdad. Gracias a todas las personas que vinisteis, que compartisteis vuestras historias, vuestras lágrimas, vuestro amor inmenso por esos compañeros de vida que ya no están en forma física, pero siguen muy presentes en el alma.
La respuesta fue maravillosa. Las personas que asistieron nos regalaron una respuesta tan cálida, tan sincera…
Sentí a Nevado conmigo en cada instante. Él es mi guía, el motor de este propósito de vida. Su legado estuvo presente en cada emoción, en cada suspiro, en cada mirada que buscaba consuelo.
Me llevo esta experiencia grabada en el alma. Ojalá todo lo vivido sirva de faro para quienes todavía sienten que su dolor no tiene lugar. Gracias de corazón, a cada persona que asistió y confió en este encuentro.
Por Nevado. Por todos nuestros compañeros de vida. Por el amor que sigue, aunque cambie de forma.
Un abrazo

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