20 de mayo de 2014

Me han esterilizado, pero sigo siendo un machote

Una de las cosas a las que me iba a enfrentar esa semana iba a ser determinante en mi vida. Mi madre decidió que era bueno esterilizarme porque tenía innumerables beneficios para mí.

Una mañana subimos al coche, algo que yo como sabéis no soporto demasiado y me crea mucha ansiedad, pero poco remedio tenía ya que al parecer me aguardaba una sorpresa no demasiada grata.

Llegamos a un sitio que me resultaba familiar, y no precisamente por traerme buenos recuerdos, era la clínica veterinaria donde me hicieron la revisión tras ser abandonado. Mal empezamos pensé.




Esterilizar es un acto de amor 


Mi madre me acarició antes de bajar del coche, supongo que para tranquilizarme porque empecé a ponerme muy nervioso. Acto seguido,entramos en la clínica. Estoy seguro de que ninguno de mis amigos peludos de los que había allí estaba contento con asistir a algo tan temido para nosotros, ¡el veterinario!

Esperamos un buen rato. Mientras tanto,estuve haciendo amistades, nos olisqueamos un poco el culete entre unos peludos y otros, y tratamos de evitar pensar en donde estábamos. ¡Llegó el momento!Llamaron a mi mami y entramos juntos.

El veterinario me miró y me puso encima de esa cama de metal que tienen tan rara mientras me auscultaba detenidamente.

Recuerdo que hablaba con mi madre sobre una operación, que si me iban a dormir, que si me iban a quitar algo, que si eso mejoraría mi salud, la de cosas que le contó y yo estaba con un susto de órdago. 


Finalmente mi madre se salió, me dio un beso y un abrazo enorme antes de marcharse a la sala de espera. Me quedé dentro con el veterinario, poco después sólo recuerdo que comencé a tener un sueño pausado y me quedé totalmente dormido. 

Unas horas más tarde me costaba abrir los ojos, parecía tener una resaca enorme, de esas que los humanos parecen sufrir de vez en cuando.

Recuerdo que estaba en una jaula con una jeringuilla clavada a mi pata y unas gotas que caían lentamente, pero lo peor no fue eso sino cuando miro abajo y veo que me falta algo, ¿dónde estaban mis partes nobles? Tenía esa zona tapada y la notaba más ligera que nunca, necesitaba una explicación inmediata.

¿Qué ha ocurrido con mis partes nobles?


Mi madre entró, me acarició y se puso a hablar con el "carnicero", perdón veterinario. Me sacaron de la jaula cuando empecé a espabilarme y volvimos a casa.

Estaba un poco atontado, esa tarde solo me apetecía estar echado y no quería pensar en la atrocidad que me habían hecho. 




Al día siguiente me desperté algo más animado hasta que miré hacia abajo y era verdad, ¡ya no tenía parte de mi aparato de machote! Pasé uno de los días más extraños de mi vida, tenía puesto un collar incómodo y llevaba unas bragas enormes (que me prestó mi mami).

Mi madre sonreía y me hizo algunas fotografías, supongo que para rematar el momento. Ya conseguiría vengarme algún día.

Mientras me abrazada, me explicó que me habían esterilizado porque era lo mejor para mí y para el resto de animales ya que se evitaban camadas indeseadas lo que ayudaría muchísimo a evitar el gran número de abandonos. Además, favorecía mi salud para evitar la aparición de tumores en el futuro, hernias y otro tipo de dolencias.

Entendí entonces que a pesar de mi cabreo inicial, del mal rato de llevar unas bragas sujetas con una pinza para evitar rozar mi herida, bastante ridículas por cierto, de no tener parte de mi aparato de macho, no iba a dejar de ser menos machote, al contrario.

Era tan necesario para mi como para todos mis compis ser esterilizados,  ya que si esto lo hiciesen todos los dueños significaría que muchas camadas indeseadas no serían abandonadas y los que están abandonados podrían ser adoptados más facilmente, por no decir que nuestra salud siempre resultaría beneficiada.

Así que un consejo, ¡esteriliza a tu compi! Por su bien, por el de todos.

Nos leemos pronto.

Un abrazo. 

Entradas relacionadas

0 comentarios