• Ladridos. A veces de manera continuada y constante. 
• Diarreas y vómitos. 
• Conductas destructivas. Muchos propietarios se quejan de que cuando llegan a casa, los perros han destrozado parte del mobiliario. 
• Hiperactividad, gemidos y jadeos. 
• Conductas depresivas. Los perros suelen estar deprimidos por la cantidad de estrés que padecen durante estos episodios. 

• Utilizar collares anti ladridos. 
• Dejarlo encerrado en una jaula. Imagina un perro así que sufre ansiedad por separación, es una auténtica tortura. 
• Ignorar al perro al llegar, cuando está muerto de miedo. Esto es algo que jamás se debe hacer. 
• Reñirle o gritarle. El perro es el que peor lo está pasando, él no quiere vivir esto, pero no sabe cómo gestionar la situación de otra manera. 
• No barajar la opción de que no se quede solo durante un tiempo, mientras se le va aplicando el tratamiento, 
• Técnicas abusivas y que provocan que el perro sufra más todavía. 

¿Cómo debemos prevenir y tratar este problema? 

• El perro y el bebé no pueden dormir en el mismo espacio.
• El perro puede causar enfermedades al niño. Al contrario, refuerza su sistema inmunológico. 
• Debes dejar al perro en la terraza o fuera de la casa. ¡Qué locura!
• El perro no se debe acercar al bebé. Otro sin sentido. 

• El embarazo de Darío fue toda una sorpresa, así que para Nevado también lo fue. Los perros tiene una capacidad olfativa superior a la nuestra, huelen e intuyen lo que sucede y notan los cambios hormonales. Por lo tanto, es muy posible que él lo detectase antes de que yo lo supiese. 
• Mi objetivo principal desde el principio fue empezar a preparar todo para que Nevado se sintiese bien y no notase excesivamente los cambios. 
• Me preocupaba mucho porque él tiene una enteritis crónica y los aspectos emocionales le influyen mucho.
• Tenía claro que la naturalidad iba a ser mi máxima. Empecé a ponerle sonidos y vídeos para que escuchara el llanto de un niño. Iba en aumento en cuanto a duración y sonido para que se fuese adaptando. 
• Dormía y duermo conmigo, eso siempre ha sido así  y tenía claro que no iba a cambiarlo con la llegada del bebé. Lo ponía cerca de mi barriguita y lo dejaba que oliese todo aquello que iba adquiriendo para el niño. 
• Además del embarazo, nos teníamos que trasladar a otra casa. Empecé a llevarlo poco a poco al nuevo piso. Allí le daba de comer, le creaba un ambiente positivo para que se fuese adaptando al lugar. 
• Lo complicado fue cuando me puse de parto antes de lo previsto. Casi dos meses antes llegó Darío y eso trastocaba los planes. Me adapté como buenamente pude. 
• Antes de salir del hospital, le pedí a un familiar que llevase a Nevado ropa de Darío para que la  oliese, ya que la había llevado puesta esos primeros días al nacer. Lo eché tanto de menos durante mis días de ingreso, pero unas amigas lo cuidaron genial. Es importante tener previsto todo para que no note en exceso nuestra ausencia. 
• El día que me dijeron que podía irme de allí, estaba exultante de alegría porque Nevado iba a conocer a su hermanito. 
• Al llegar a casa fue emocionante. Me acerqué a él tranquilamente y me senté en el suelo con Darío para que lo oliese y fue maravilloso. Hubo una gran conexión desde el primer momento. 
• A partir de ahí lo que he hecho siempre ha sido no forzar las situaciones y dejar que Nevado y Darío se aproximen siempre. Nevado siempre está presente en todas las actividades porque es uno más de la familia. Darío desde que estaba en la panza ha percibido la protección de Nevado y ahora él lo cuida muchísimo. 
• Ambos se adoran y yo puedo decir que soy la mamá más feliz del mundo junto a ellos y viéndolos como crecen juntos.