25 de febrero de 2014

La primera noche del resto de mi vida

Una fría tarde de febrero iba perdido, desorientado entre la multitud que me ignoraba como si no existiese.

Estaba muy sucio, hambriento, y no sabía donde me encontraba, toda la gente pasaba a mi alrededor mientras yo deambulaba sin rumbo y sin saber porque me encontraba en aquella situación.

Algunas personas parecían mirarme con pena, otras me apartaban con asco, yo sólo quería resguardarme del frío, no quería hacer daño a nadie como a mi me lo habían hecho.





Finalmente, alguien me cogió y yo tenía miedo, mucho miedo, solo temblaba, no sabía porque me tocaban y me subían a un coche. Empezaba un cambio en mi vida.


La soledad del abandono 


Nadie me explicaba nada y además me trataban con mucho desprecio, sólo recuerdo silencio durante el viaje y yo no quería ni moverme, sabía lo que era que te pegasen y te lastimasen y había decidido desde entonces pasar por la vida desapercibido.

¿Tal vez era yo el culpable de aquello? Aunque yo no sentía haber hecho nada para merecer aquellos duros golpes.

Lo siguiente que recuerdo fue entrar a una especie de casa muy grande,oía muchos gritos de compañeros, estaba muy asustado, y de repente, la persona que me había llevado allí desapareció sin mostrar ni un solo gesto.

Allí me quedé quieto y abandonado nuevamente en un rincón, asustado, lleno de mugre, y sin dejar de escuchar gritos y más gritos que hacían que quisiera desaparecer. Acto seguido, recuerdo que alguien se me acercó, era una chica que no conocía y me sacó de aquel sitio, los gritos cesaron y vuelta a viajar.

¿Dónde me llevaba? ¿Quién era? Recuerdo que me puso en el asiento del copiloto, yo la miraba de reojo, creo que lo hizo para vigilarme, pero me eché y no me moví en todo el trayecto.

Esta chica era distinta, me hablaba, y me acariciaba, yo no las tenía todas conmigo porque no sabía lo que era eso, en mi corta vida lo había experimentado, pero sí notaba que me gustaba.

¿Existe un hogar para mí?


Cuando abandonamos el coche, me abrazó y me acarició nuevamente, empezaba a gustarme eso, era diferente a lo que había vivido, subimos a su casa y me daba mucha vergüenza entrar, y me puse en un rincón.

Esa fue la última vez que me sentí arrinconado. Bebí agua y me supo a gloria, comí un buen trozo de pechuga que jamás había probado, entonces pensé: esta quiero que sea la primera noche del resto de mi vida.

Por cierto, soy Nevado,un perro ciego abandonado. No nací así, alguien me lo hizo, y tengo enteritis crónica, soy un poco"pupas", ya me iréis conociendo. Esta es la primera historia feliz de mi vida que recuerdo.


Quiero compartir con vosotros mi experiencia porque todos mis amigos se merecen una oportunidad como yo la tuve, y porque a pesar de que mi vida parecía estar destinada a pasarla en un chenil o morir abandonado, siempre tenemos que tener la esperanza de que las cosas pueden cambiar a mejor.

Un abrazo

🐶🙍‍♀

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